Monday, December 04, 2006

porfavor,quenomuerapinochet



El corazón de Pinochet nos va a matar a todos. En realidad va a matar el último concho de dignidad que nos queda como país. A 16 años desde que Aylwin se puso la banda, ni una misera condena ha salido de los tribunales de justicia. Los jueces, uno tras otro arrastran los pies en el lodo, se dan vueltas, retroceden, ceden, tuercen, son decapitados, amarrados o convencidos y cuando pretenden asomar una decisión siempre es bloqueda por nuestra cobardía. Cómo es posible que no exista aún una condena? Cómo es posible que caigan sargentos, capitanes, cabos y no caiga el que coordino todo? La respuesta la sabemos todos, pero inventamos otras para que no se nos caiga la cara de vergüenza.

En todo el mundo los titulares de hoy anuncian la gravedad del ex-dictador, torturador y genocida. En Chile se hace noticia con el estado de salud del ex-general. Puras maracas.

Y es que todos estamos preocupados, porque este gran hijo de puta, el más grande de los hijos de puta quizás, nos tiene al borde de una catastrofe. Como siempre, con nuestra venia, el perro una vez más se sale con la suya.

Y es que si muere sin condena, se muere para siempre nuestra dignidad. Cómo he dicho antes aquí, hemos sido cobardes todos y cada uno de los días que han pasado desde Octubre del 88. Aylwin hizo lo que pudo, Frei se meó de miedo, Lagos se preocupó más de él y Bachelet me imagino tiene ganas de hacer más pero no tiene la fuerza. 4 presidentes, 4 concertacionistas, 4 que votaron no, y 4 que fracasaron en la tarea moral más importante del país. Devolver a Chile el valor de la justicia que desapareció en los días grises de Septiembre de 1973.

Este indulto conveniente que entre todos hemos acordado guardar bajo la alfombra me da vergüenza. Me da vergüenza ser Chileno de este Chile que se preocupa más de los índices económicos, de los acuerdos de libre comercio o de los rankings de la ATP. Sin duda nos va bien, y en el ranking de los cobardes también somos top 10, no cabe duda.

Si hoy muere Pinochet, si el corazón del nonagenario cuerpo en el que recide el delincuente más grande de la historia reciente de Chile se revienta esta noche, mañana el aire estará enrarecido, gris y pesado para todos. Y no será la pena por supuesto, ni siquiera la de su familia que más bien se aliviará por su descanso, será el olor de la vergüenza, de la derrota, de la moral putrefacta que nos marcará la cara desde ahora y para siempre. Algunos creerán respirar más aliviados, y se alegraran porque será el hito que marcará la "transición"...que imbecilidad. La transición se acababa el día que el perro fuera condenado, el día que fuera declarado culpable por los horrores que todos conocemos pero que nos negamos a gritar en la cara, por miedo.

Cuando leas la noticia, acuerdate de todas las muertes y torturas que nunca tuvieron una linea en la sección roja del noticiero. Cuando el perro deje de respirar, acuerdate que no fuimos capaces de hacer lo correcto, acuerdate que no fuimos capaces de recuperar lo más importante. Recuperamos la economía, las libertades y los regimientos, pero no recuperamos la justicia por miedo a entorpecer el tranco raudo del jaguar.

Por favor, que no muera Pinochet. No aún, todavía hay esperanza. Una condena al menos, una condena por robo, homicidio, o asociación ilícita. Cualquier dictamen en su contra nos dejara un poco más tranquilos a nosotros los vivos y los que ya no están aquí para gritar que ni todo el exito del mundo puede pagarse a costa de nuestra moral social.

Y si bueno, pasa lo más lógico, y muere, detente un segundo en tu vida tan ocupada por la modernidad y el progreso y pide perdón a todos aquellos que creyeron que como sociedad estaríamos a la altura de las circuntancias. Y por supuesto, vive el resto de tus días llenando tus necesidades de bienestar con exitos materiales porque tu reserva moral se murió el día que preferiste mirar la punta de tus zapatos.